CAPITULO 25
En el presente capitulo Nietzsche
describe como en la historia del pueblo de Israel se ve también una separación
de los valores naturales: Dios simbolizaba para ellos la idea de igualdad y autoridad
y “da las gracias” a sus discípulos en forma de buenas cosechas, respondiendo
sus peticiones, entre otros aspectos. Cuando el pueblo de Israel se da cuenta
de que Dios no es como creen (no tiene un poder desmesurado, etc.), en vez de renunciar
su ideal, cambian su concepto de Dios por uno Dios riguroso, no un Dios que socorra.
CAPITULO 26
Continuando con el capítulo, el
escritor nos dice que los pueblos asientan su origen e historia en base a
hechos que sucedieron o pudieron haber sucedido, pero este no es el caso del
pueblo de Israel, el cual ha tomado como historia lo escrito en la Biblia, algo
cargado de hechos irreales y a la vez inconcebibles. Esta es la fuerza que toma
la religión, países haciendo política en base a la religión, algo más que
anotar a la decadencia de la religión. Dice Nietzsche después que el sacerdote ha llevado la
palabra y la voluntad demasiado lejos, aprovechándose así de los creyentes (se
cambian las escrituras encontradas, se pagan tributos a las Iglesias, el
sacerdote está presente en muchos de los actos de la cultura como bodas,
nacimientos y muertes...) Nietzsche acaba el capítulo diciendo que es
necesario el pecado para la subsistencia de los sacerdotes y de la Iglesia.
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